viernes, 1 de septiembre de 2017

ENOC AGUADO FARFÁN

Actualmente se habla o escribe muy poco o casi nada sobre el Dr. Enoc Aguado Farfán (1883-1958?). ¿Quién fue este caballero que la débil memoria de la gente mantiene en el olvido?. El Dr. Aguado se graduó  de abogado en la Universidad de León, Nicaragua. Fue liberal de principios y pronto se destacó en su partido, siendo escogido en octubre de 1929 para integrar la fórmula Moncada-Aguado para las elecciones generales.

Durante el lapso 1929-1932 Aguado Farfán ocupó el cargo político de Vicepresidente de la República de Nicaragua, siendo entonces el Presidente de la República de Nicaragua, el Dr. José María Moncada.

Catorce años después, el 21 de diciembre de 1946, en la ciudad de Ocotal, Nicaragua, el Dr. Aguado lanza su candidatura a presidente de la república.  Las elecciones generales del 23 febrero de 1947 eran para elegir Presidente y miembros para la Cámara de Diputados y el Senado. En ese entonces Aguado tenía 63 años de edad.

El Dr. Enoc Aguado era el candidato de una coalición formada por el Partido Conservador Tradicional (PCT) y el Partido Liberal Independiente (PLI). El candidato de la coalición formada por el Partido Nacionalista Liberal (PNL) y el Partido Nacionalista Conservador (PNC) era el Dr. Leonardo Arguello Barreto, un incondicional de Anastasio Somoza. Arguello Barreto sabía que a través suyo, Somoza se preparaba para continuar gobernando el país después de 13 años de estar ejerciendo directamente el poder. 

No hubo violencia durante las votaciones de 1947 pero se produjo un enorme fraude electoral al escamotearle al Dr. Aguado la presidencia que había ganado ampliamente. El fraude se realizó mediante el secuestro de las urnas y un conteo amañado en el Palacio Nacional en Managua, sin fiscales ni observadores, que por instrucciones de Somoza le otorgó el 61.76% de los votos al Dr. Arguello Barreto.

Diez años después del ignominioso fraude electoral perpetrado en su contra por el dictador Somoza, Aguado se involucra en el complot para ajusticiar a Somoza. Edwin Castro, su ahijado, le introduce a Rigoberto López Pérez, y él lo financia y le extiende una carta de presentación ante los exilados nicaragüenses en El Salvador, que hizo posible que el ex teniente Guardia Nacional (GN), Adolfo Alfaro, se convirtiese en el mentor de Rigoberto y lo entrenase para ejecutar el plan: la muerte de Anastasio Somoza García, la cual se llevó a cabo el 21 de septiembre de 1956. Hecho prisionero, Aguado fue conducido a las ergástulas de la Loma de Tiscapa junto con otros detenidos, donde fue salvajemente torturado.

Algo que la mayoría de los nicaragüenses ignoran sobre el Dr. Enoc Aguado Farfán, o que algunos solo conocen superficialmente, es que Aguado Farfán tuvo una vida masónica intensa. El 20 de julio de 1932 recibió el Grado 30, de parte del Supremo Consejo Confederado de Grandes Inspectores Generales del Grado 33 para Centroamérica, con sede en Guatemala. Dado su intenso trabajo masónico, no pasó mucho tiempo para que le otorgaran el Grado 33, el último y más alto grado de la Masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

En 1949 el Dr. Enoc Aguado, masón grado 33, era el Gran Maestro de la Soberana Gran Logia Simbólica de Nicaragua y el Jefe de la Masonería Simbólica de Nicaragua, cargos que ostentó durante el período 1948-1950.

El 14 de diciembre de 1949, durante la celebración en Managua del 50 aniversario de la Logia Progreso No.1 de Managua, el Dr. Enoc Aguado, leyó un trazado preparado por él, conmemorando el mencionado 50 aniversario y dando a conocer las conclusiones de la Primera Conferencia Interamericana de la Francmasonería Simbólica, realizada en Montevideo, Uruguay, en 1947, a la que Aguado asistió en representación de Nicaragua.

Del discurso que el Dr. Aguado Farfán pronunció durante la celebración del 50 aniversario de la Logia Progreso No.1, de Managua, me permito extraer el siguiente párrafo que contiene la esencia, el significado y los principios fundamentales de la Masonería, que nutrían la vida masónica y profana de Aguado Farfán: ¨La Masonería a nadie rechaza por sus creencias u opiniones, y no da cabida a debates acerca de religión ni de política. La Masonería es universal, pues está extendida por todos los ámbitos del mundo, y sus principios básicos son los mismos: Libertad de conciencia, tolerancia, amor fraternal, lucha contra la mentira y el error, aspiración al perfeccionamiento, cultivo individual y social, buscando el bienestar y la felicidad públicas.  Su creencia en la existencia de un Ser Supremo y en la inmortalidad del alma, no le impide, y antes bien la estimula, a buscar la solución de los grandes problemas en que se debate el Idealismo que eleva y el Materialismo que rebaja. En sus amplios caminos cada uno puede transitar libremente por los senderos de su preferencia, y en sus jardines, cada cual puede cultivar las flores de la espiritualidad, sin cortapisas ni limitaciones. No acepta el ateísmo, ni se compagina con la Inmoralidad, cualquiera que sean sus aspectos¨.

Dice Iván de Jesús Pereira en un artículo que publicó el 02 de septiembre de 2013, en el Diario La Prensa, de Nicaragua: ¨ Al Dr. Aguado Farfán le tocó vivir días aciagos al enfrentar a la dictadura de los Somoza. Sobre él hoy cae un olvido execrable. No existe en Nicaragua, alguna plaza, parque, avenida, escuela, o instituto que lleve su nombre y que perennice el ejemplo de vida que fue¨.

Permítanme que destaque el párrafo inicial del artículo de Pereira sobre el Dr. Enoc Aguado Farfán, que dice: ¨En el cementerio de Guadalupe, en mi León inmortal, hay un ángel que con su mano derecha señala al cielo y con su izquierda sostiene una guirnalda de flores, resguardando la tumba del hombre, que fue algo más que un patriota, un ciudadano ejemplar, un profesional sin mácula, un político sin egoísmos, un apóstol de la república¨.

Yo quiero concluir esta breve nota señalando que el Dr. Enoc Aguado Farfán, fue ciertamente un héroe en la lucha política de Nicaragua, un hombre a carta cabal en su vida profana, un ¨cantero¨ que labró con tesón su ¨piedra bruta¨, manteniéndose fiel y consecuente con los principios masónicos que nutrieron y forjaron su espíritu de luchador inclaudicable. Aguado Farfán es un hijo perdido que merece ser rescatado del olvido por la Historia.


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