sábado, 2 de diciembre de 2017

EL FIN DEL ESTÍMULO MONETARIO EN EUROPA

Por: José Márquez Ceas
         MBA, Economista


El Banco Central Europeo (BCE) decidió que a partir de enero de 2018 reducirá las compras de activos a 30 mil millones de euros mensuales en vez de los 60 mil millones que ha venido comprando y que mantendrá hasta diciembre 2017. El nuevo monto de compra de activos se espera sostener hasta septiembre 2018. La reducción en las compras de activos es parte del proceso de desmontaje gradual del ¨programa de estímulos monetarios¨ (PEM) implementado en la eurozona.

Recordemos que el PEM fue aprobado hace 3 años por el Consejo de Gobierno, principal órgano decisorio del BCE -conformado por los miembros del Comité Ejecutivo y los gobernadores de los bancos centrales de los Estados miembros del euro- encargado de adoptar las orientaciones y las decisiones necesarias para cumplir las misiones del BCE.

En ese entonces el Consejo de Gobierno del BCE decidió aprobar un programa de compra de activos dada la situación que se presentaba en la que la mayoría de indicadores de inflación observada y esperada en la eurozona habían derivado hacia mínimos históricos. También se tuvo en cuenta que la evolución de los precios a medio plazo podía afectarse negativamente por posibles efectos de segunda vuelta sobre la fijación de precios y salarios, por lo que se requería una respuesta enérgica de política monetaria.

En tal situación el BCE decidió embarcarse en un programa de alivio cuantitativo mediante el cual imprimiría dinero e inyectaría liquidez a la Eurozona. El dinero incluiría algunos planes anteriores de estímulo y la compra de bonos soberanos. El BCE lanzó este programa con el objetivo de impulsar la débil economía de la Eurozona y alejarla del fantasma de la temida deflación.
  
Se trataba de un ¨programa ampliado de compra de activos¨ porque el BCE añadió la compra de bonos soberanos a sus programas de compras de activos del sector privado, para hacer frente a los riesgos de un período demasiado prolongado de baja inflación. El BCE amplió sus compras para incluir deuda emitida por administraciones centrales de la eurozona, agencias e instituciones europeas. 

Las compras de activos ofrecían un estímulo monetario a la economía en un contexto en el que los tipos de interés oficiales del BCE estaban en su límite inferior. También esas compras de activos relajarían aún más las condiciones monetarias y financieras, abaratando el acceso de empresas y hogares al crédito, lo que representaría un respaldo para la inversión y el consumo, y contribuiría, en última instancia, a que los niveles de inflación se acercaran al objetivo meta del 2.0%.

El programa original del BCE comprendía compras de bonos de titulización de activos y adquisiciones de bonos garantizados. Las compras mensuales combinadas de activos del sector público y privado totalizaron 60,000 millones de euros desde marzo de 2015. Estas compras que continuarán hasta diciembre de 2017 y a partir de enero 2018 bajarán a 30,000 millones de euros mensuales, hasta septiembre 2018. La reducción se consideró necesaria porque el Consejo de Gobierno del BCE observó que ya existe una trayectoria sostenida de inflación compatible con el objetivo de 2.0%, a medio plazo y por lo tanto desapareció el peligro de la deflación.

El BCE también declaró que las compras de activos podrían incrementarse de nuevo si el panorama económico empeora. El BCE decidió dejar sin cambios su tasa para los depósitos bancarios en negativo (-0.40%), a la vez que mantendrá la tasa principal de refinanciamiento en 0.00%, y la tasa marginal en 0,25%.

El bloque de 19 países que conforma la eurozona se encamina a su expansión más rápida en una década y el BCE apuesta a que la inflación por fin está a punto de aumentar. El euro bajó tras el anuncio y se negociaba con una declinación de 0.74 por ciento, a 1.1726 unidades.

El Consejo de Gobierno del BCE destacó sus planes para la deuda de próximo vencimiento y dijo que los recursos obtenidos del repago se reinvertirán durante un “un período mayor luego del fin de sus compras de activos y, en todo caso, durante el tiempo que sea necesario”. También destacó que sus operaciones de refinanciamiento –los préstamos a bancos- se realizarán a tasa fija y con plena adjudicación durante el tiempo que sea necesario.

El Presidente del BCE ha dicho en varias ocasiones que aún no se ha llegado a la meta de inflación, ya que el mes pasado fue solo de 1.5% y el BCE pronostica que no alcanzará su objetivo de apenas por debajo de 2% como mínimo antes de fines de 2019.

Se espera que la política monetaria seguirá siendo flexible en tanto la tenencia de deuda del BCE se expande a 2.55 billones de euros para septiembre 2017, y que habrá un impulso adicional producto de la reinversión de los recursos obtenidos tras el vencimiento de los bonos.

Otro factor central a resolver es la disponibilidad de deuda en el marco de las normas actuales de la flexibilización cuantitativa. Algunos funcionarios estiman que el BCE tiene margen para comprar algo más de 200 mil millones de euros en bonos después de diciembre 2017 antes de que escaseen.

Al margen del PEM el BCE continúa sosteniendo que las medidas de política monetaria se han agotado y que se necesitan medidas de política fiscal de los países, a fin de incentivar la inversión y promover el crecimiento económico y el empleo en la Eurozona.

Finalmente, en lo que respecta a los principales indicadores económicos el ejecutivo de la Unión Europea proyecta que el crecimiento en los 19 países de la eurozona se desacelerará a un 1.6% en 2017 desde un 1.7% en 2016, pero cobrará fuerza en 2018, cuando se prevé que el producto interno bruto (PIB) suba un 1.8%.

Por otro lado, se estima que los precios al consumidor en la eurozona se aceleren un 1.7% este año desde un 0.2% el año pasado, pero que vuelvan a desacelerarse en 2018 a un 1.4%.