Por: José Márquez Ceas
MBA, Economista
Hay costumbres y tradiciones populares que se imponen por si mismas como una realidad innegable. Tal es el caso de las festividades populares de Santo Domingo de Guzmán, que se celebran desde el año 1885 y han llegado a convertirse en Las Fiestas Patronales de Managua. El 1 de agosto es la procesión danzante de ¨la traída del santo¨, que baja de la iglesia de Las Sierritas hasta la iglesia de Santo Domingo, en Managua, y el 10 de ese mismo mes, es la procesión danzante de la ¨dejada del santo¨, que regresa a la iglesia de Las Sierritas después de 10 días de celebraciones que incluyen procesiones danzantes en las que el santo visita diferentes barrios de la capital. De tal manera que Santo Domingo se ha convertido en el patrono ¨real¨ de Managua, aunque el patrono oficial de la ciudad es Santiago, el apóstol de Jesús.
El rey de España, Fernando VII, concedió a Managua el título de villa, con el nombre de Leal Villa de Managua el 24 de marzo de 1819. El Jefe de Estado de Nicaragua, José León Sandoval, elevó la villa al rango de ciudad, con el nombre de Santiago de Managua el 24 de julio de 1846. El Director de Estado interino, don Fulgencio Vega, por Decreto No.201 del 5 de febrero de 1852 estableció a Managua como capital de Nicaragua, siempre perteneciendo al departamento de Granada. El nombramiento de Managua como capital se debió al deseo de terminar con los antagonismos de las élites intransigentes de León y Granada que buscando el poder político y la riqueza fácil ensangrentaban al país con guerras fratricidas. El 25 de febrero de 1875, bajo la presidencia de Pedro Joaquín Chamorro Alfaro, Managua se separó de Granada y se creó el departamento de Managua.
Un edificio de la vieja Managua sobre el que vale la pena hablar, es la Catedral Metropolitana, de estilo neoclásico tardío. El edificio fue dañada por el terremoto de 1972 permaneciendo sin atención desde entonces hasta hace poco que las autoridades gubernamentales informaron que estaban considerando ¨seriamente¨ realizar estudios técnicos para determinar si es reparable.
La fachada principal (oeste) de la catedral de Managua se asemeja a la de la Iglesia Saint-Sulpice, situada en el barrio del Odeón, distrito VI, París Francia, aunque otros sostienen que se inspiró en una iglesia de Bélgica. La estructura de acero fue diseñada y enviada a Nicaragua desde Bélgica en los años 20. Los trabajos de construcción iniciaron en 1928. El terremoto de 1931 no provocó afectaciones porque sólo se había levantado la estructura de acero, que fue armada por el ciudadano de origen suizo don Pablo Dambach. El edificio fue terminado en 1934 pero Monseñor Lezcano y Ortega dispuso su consagración para el 24 de julio de 1946 como parte de las celebraciones del centenario de haber sido elevada Managua de villa a ciudad. La Catedral fue bautizada como Catedral de Santiago de Managua.
Un dato poco conocido por los capitalinos es que el techo de la nave central y el de la nave transversal forman una cruz, la cual se puede notar a partir de cierta altura o en las fotografías aéreas que se han tomado de la Catedral.
Otro dato curioso es que al quedar dañado el edificio con el terremoto de 1972 y por lo tanto fuera de uso para las celebraciones religiosas, la curia arzobispal fue trasladada a las sierras de Managua, y los oficios religiosos se celebraban en la Iglesia de Santo Domingo de las Sierritas, que se convirtió en Catedral interina hasta 1993. El Arzobispo Metropolitano de Managua al ocurrir el terremoto de 1972 era el Cardenal Miguel Obando y Bravo, quien recibió ese nombramiento el 16 de febrero de 1970 de parte del Papa Pablo VI.
Un último punto, es que en la fachada principal (fachada oeste) entre la torre norte, llamada torre de San Pedro, y la torre sur, llamada torre de San Pablo (torre del reloj), se alza un frontón triangular de estilo griego que muestra una violenta escena de Santiago montado a caballo y espada en mano atacando a un grupo de moros (Santiago mata moros). Recordemos que las tradiciones y leyendas españolas señalan que el apóstol Santiago, el Patrono de España, se apareció montando un caballo blanco y espada en mano, luchando contra los moros, en la batalla de Clavijo (23 de mayo del año 844).
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