Por: José Márquez Ceas
MBA, Economista
08 de agosto 2017
En el informe del 31 de marzo de 2017 que publicó el Banco Central de Nicaragua (BCN), se dice que la deuda externa total de Nicaragua alcanzó la cifra de US$10,943 millones, que representa el 78.7% del Producto Interno Bruto (PIB). De ese monto, un total de US$5,866 millones corresponde a deuda del sector privado (42.2% del PIB) y US$5,077 millones corresponde a deuda del Sector Público (36.5% del PIB).
En otras palabras, la deuda del sector privado ya sobrepasa en un 16% a la deuda externa pública, lo cual es muy preocupante. En el informe del 05 de mayo 2017 de la misión del FMI que vino a Nicaragua para la revisión del Artículo IV de 2017, se menciona precisamente entre otros motivos de preocupación para el FMI, la mayor dependencia del sector financiero nicaraguense del financiamiento externo.
América Latina se preocupa sobre todo de la deuda externa pública, pero según datos del Banco Mundial la deuda externa del sector privado se triplicó al pasar de US$218,000 millones en el año 2000 a US$611,000 millones en 2015, llegando a alcanzar los mismos niveles que la deuda externa pública.
La deuda externa pública está contabilizada en el presupuesto (su servicio anual). Por eso es que el BCN en su informe anual se centra en la deuda externa pública, por el impacto fiscal del servicio de esa deuda. Sin embargo, el BCN publica informes trimestrales de la deuda externa total (pública más privada). El enfoque correcto para un análisis integral es considerar la deuda externa total del país, ya que la deuda externa privada también deberá ser pagada en divisa extranjera, generalmente en dólares.
Por otra parte, la deuda externa privada está más dispersa entre todos los deudores que pueden tomarla, ya sea a nivel individual o corporativo (bancos, financieras, multinacionales o corporaciones). Es difícil de rastrear y su control estadístico depende de la voluntad de los deudores, ya que no existe una normativa que les obligue a registrar el endeudamiento en el BCN, situación que añade un elemento de incertidumbre sobre el monto real de dicha deuda.
(Artículo publicado en El Nuevo Diario, edición del sábado 12 de agosto de 2017)
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