PARADIGMAS ECONÓMICOS
Por: José
Márquez Ceas
MBA, Economista
05 agosto 2017
La ¨mano invisible¨ es la metáfora que Adam
Smith (1723-1790), uno de los principales
exponentes del paradígma económico clásico, utilizó en su obra ¨La riqueza de las naciones¨
(1776), para señalar que los mercados se autorregulan libremente y encuentran
su propio equilibrio sin que sea necesario una intervención estatal, ya que esa
autorregulación se logra por la intervención de una especie de ¨mano
invisible¨.
Siguiendo a Smith, los economistas
neoclásicos plantearon que el ¨pleno empleo¨ es ¨el nivel normal¨ al que opera
la economía y que un alejamiento de dicho nivel sería corregido por los propios
mercados a mediano plazo ajustando los desequilibrios temporales. La realidad
ha demostrado que el ¨pleno empleo¨ y la ¨competencia perfecta¨ existen solamente
en los libros de texto sobre economía.
La quiebra de la bolsa de Nueva York a
partir del ¨lunes y martes negro¨ (28 y 29 de octubre de 1929), generó la crisis
económica mundial conocida como la Gran Depresión. De hecho se produjeron crisis
de varios tipos: crisis de sub-consumo, crisis de comercio internacional, crisis
de especulación bursátil, crisis del sector financiero, y crisis industrial. Uno
de los elementos que contribuyó al escalamiento de las crisis fueron las
medidas proteccionistas que tomaron los países. La Gran Depresión supuso el derrumbe
del sistema económico y financiero internacional y el descrédito de las teorías
sobre autorregulación de los mercados, y eventualmente desembocó en la Segunda
Guerra Mundial.
En la ¨Teoría general del empleo, el
interés y el dinero¨ (1936), John Maynard Keynes (1883-1946), brindó una explicación
lógica de la variación general de la actividad económica y planteó la solución al
problema de la inflación o del desempleo. Para Keynes la demanda determinante
es la demanda agregada de la economía, que es la suma del consumo, la inversión,
el gasto público y el gasto del sector externo.
Keynes planteó que las teorías sobre
autorregulación de los mercados no servían, porque los mercados por sí solos no
arreglan los problemas de la economía sobre todo cuando esos mercados son asimétricos
y están manipulados. Por ello abogó por la intervención estatal mediante
políticas de estabilización macroeconómica, para corregir problemas de
desempleo o inflación.
En 1973
surgió una nueva situación económica mundial con la crisis del petróleo y la
estanflación en Estados Unidos (la estanflación es el estancamiento
de la producción con la presencia conjunta de desempleo e inflación). El
paradigma keynesiano falló en resolver la coexistencia simultánea del desempleo
y la inflación en la economía.
Las críticas
que se hicieron a las políticas neokeynesianas contribuyeron al surgimiento de
una corriente de la economía neoclásica: el ¨monetarismo¨. Esta corriente,
encabezada por Milton Friedman, retomó el enfoque liberal de dejar a los mercados
libres, con nula o escasa participación regulatoria o supervisora del estado, a
lo cual se añadió el enfoque de ¨desregulación de los mercados¨, que fue uno de
los factores nocivos desencadenantes de la crisis financiera del 2008.
A partir del
año 2008 la Unión Europea ha
estado aplicando medidas keynesianas para salir de la crisis, inyectando
liquidez a la economía con un programa de expansión monetaria que ejecuta el
Banco Central Europeo, mediante el cual realiza compras masivas de deuda. La
realidad demostró que ese programa contribuyó en cierta medida a reactivar la
economía de la eurozona y mantenerla a flote.
Por otro lado, varios críticos han
venido sosteniendo enfáticamente que el problema que enfrenta Europa debe enfocarse
como un problema de oferta y no de demanda, en cuyo caso el enfoque keynesiano no
es la mejor opción. Obviamente que un enfoque de oferta es más difícil de
implementar a través de simples medidas de política económica, siendo necesario
el peso de la autoridad estatal, tal como ocurre con China Continental, que
viene aplicando ese enfoque a su economía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario