miércoles, 16 de agosto de 2017

LOS  DESEQUILIBRIOS EN EL CONSUMO 

José Márquez Ceas
MBA, Economista

Adela Cortina Orts, catedrática de ética de la Universidad de Valencia, España, en su libro ¨Por una ética del consumo ¨ (2004), señala que la Sociología, economía, psicología, antropología y marketing se han adentrado en el mundo del consumo desde hace años, pero la ética apenas se ha ocupado de un fenómeno que está causando injusticia en el nivel global, insatisfacción en las supuestas sociedades satisfechas, y expolio de la Naturaleza ¨. Con este señalamiento Cortina Orts se refiere concretamente al consumismo.

El consumismo, es un fenómeno característico de la cultura moderna, que consiste en un consumo exagerado y compulsivo de bienes y servicios. Una distorsión en los patrones de consumo ¨normales ¨. 

En las economías modernas el consumismo crece debido a la producción de bienes ¨desechables¨ y a las campañas publicitarias que buscan inducir ¨nuevas necesidades¨ en los sujetos económicos, con el fin de incrementar las ventas y generar mayores utilidades empresariales. 

El consumismo también perjudica al medio ambiente porque genera una producción excesiva de desechos y agentes contaminantes, como la basura orgánica e inorgánica que afea y contamina las ciudades.



Una característica propia del consumismo, es el deseo inagotable de una persona de acopiar bienes materiales que teóricamente mejorarían su calidad de vida como consumidor individual aunque, contradictoriamente, ese proceso incluye consumir sustancias que son nocivas para la salud, como el tabaco, el alcohol y otras más aditivas. 

El consumismo hace a los consumidores vulnerables a la ansiedad, al estrés, al agotamiento físico y mental, y al endeudamiento irresponsable, por el deseo insaciable de poseer dinero, poder y fama, ante la necesidad de competir y compararse con otras personas, y por los sentimientos de vacío e infelicidad que experimentan los afectados.


 
En la misa de Navidad del año 2015, celebrada en la basílica de San Pedro frente a unas 10,000 personas, el Papa Francisco hizo un llamado a los asistentes y a los 1,200 millones de católicos en el mundo, a no dejarse "intoxicar" con las posesiones materiales. Su llamado dice textualmente lo siguiente: ¨en una sociedad que con frecuencia está intoxicada por el consumismo y el hedonismo, la riqueza y la extravagancia, las apariencias y el narcisismo, este niño nos llama para que actuemos con sobriedad, en otras palabras, para que actuamos de una forma simple, balanceada, consistente, para ser capaces de ver y hacer lo que es esencial ¨.

Moderación y sobriedad son, pues, dos elementos esenciales que el ser humano debe cultivar y aplicar diariamente a su consumo de bienes y servicios.

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