LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS DE REAGAN Y TRUMP
Por: José Márquez Ceas
Cuando Ronald Reagan asumió la
presidencia de EE.UU. en enero 1981, traía consigo un programa de políticas
económicas basado en las teorías de Milton Friedman, contenidas en la denominada
“economía de la oferta”. El plan de Reagan incluía: (a) reducción del gasto
público, (b) reducción de impuestos, (c) reducción de la regulación a la
actividad económica, y (d) control de la oferta de dólares para reducir la
inflación.
La primera ley fiscal que promulgó
Reagan incluía un gran recorte de las tasas marginales del impuesto sobre la
renta. Las tasas superiores se redujeron de 70% a 50% y las inferiores de 14% a
11%.
Por su parte, la Reserva
Federal, redujo la inflación desde 13.5% (1981) hasta 3.2% (1982) aplicando una
política monetaria restrictiva.
La carga impositiva a los
ingresos mayores disminuyó del 70% al 34%. La tasa del impuesto corporativo se
redujo del 46% al 34%. Se eliminaron tramos de impuestos, de manera que los
contribuyentes no cruzaran sus límites hasta que los ingresos fueran mucho mayores.
El razonamiento de Reagan sobre la
reducción de impuestos se basó en la “Curva de Laffer”, cuyo fundamento se remonta
al economista árabe Ibn-Jaldún (1332-1406), que históricamente fue el primero en
explicar los efectos de una reducción de impuestos.
La curva de Laffer recibió su
nombre de Arthur Betz Laffer (1940--), economista norteamericano miembro de la
Junta Asesora de Política Económica de Reagan, quien recomendó bajar los impuestos
para aumentar la cantidad recaudada por el fisco.
La tesis de Laffer era que la economía
estadounidense estaba “a la derecha” del punto máximo impositivo, y por lo
tanto al rebajar los impuestos se acercarían al máximo de recaudación
tributaria.
La historia mostró que Laffer
estaba equivocado y los ingresos fiscales cayeron. El crecimiento de la
economía en el gobierno de Reagan, fue por el desplome de los precios del
petróleo y por las medidas anti-inflacionarias de la política monetaria de la Reserva
Federal, pero no por la reducción de impuestos.
Otras medidas fueron:
eliminación del control de los mercados del petróleo; eliminación de los
precios controlados del combustible en las gasolineras desde enero 1981;
eliminación de los controles de precios a los productores nacionales de
petróleo; y supresión desde 1988 del impuesto del presidente Carter a los
beneficios considerados excesivos. La producción nacional aumentó, lo que hizo
disminuir los precios.
Algunos resultados son: de
diciembre 1982 a junio 1990 se creó más de 21 millones de empleos; se redujo la
membresía de los sindicatos y las horas-hombres perdidas por las huelgas; los
pasivos carentes de fondos del sistema de seguridad social disminuyeron como parte
del PIB; y el “índice de miseria” cayó por debajo del 10%.
En cuanto a la presidencia de Donald
Trump, el Senado de los EE.UU. aprobó en diciembre 2017 una de las principales promesas
de campaña: un agresivo recorte de impuestos que contempla una impresionante
disminución de la tasa máxima del impuesto a la renta federal por ganancias
corporativas desde el 35% al 15%.
En el caso de las personas, se
rebaja la gama de impuestos, de 7 que existían a solamente 3; también se rebaja
la tasa máxima individual desde 39.6% a 35%; y se elimina el impuesto a las
sucesiones.
Aún es temprano para valorar las
medidas del presidente Trump, pero esperamos que la economía de EE.UU. se
encuentre a la derecha del punto máximo de la curva de Laffer y que la Reserva
Federal manejará una política monetaria adecuada.
28 marzo 2018
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