domingo, 30 de septiembre de 2018

EL IMPACTO DEL ¨BREXIT¨ EN LA ECONOMÍA BRITÁNICA





EL IMPACTO DEL ¨BREXIT¨ EN LA ECONOMÍA BRITÁNICA

Por: José Márquez Ceas
MBA y Economista
9 de septiembre 2018

El 23 de junio de 2016, el 52% de los ciudadanos británicos determinaron a través de un Referéndum la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). La salida de Gran Bretaña de la UE es lo que se conoce como BREXIT. La posibilidad de este retiro está contemplado en el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece que cualquier Estado miembro podrá retirarse de la Unión Europea 2 años después de haberlo solicitado formalmente.

A 2 años de haber iniciado el proceso del BREXIT es necesario evaluar los impactos de esa decisión  sobre el Reino Unido, para lo cual analizaremos el comportamiento de los tres principales indicadores macroeconómicos del Reino Unido: el crecimiento económico (PIB), la inflación y el desempleo, y los compararemos con los de la UE. Todos los datos cuantitativos para este análisis se basan en las cifras publicadas por Eurostat, la principal entidad encargada de recolectar estadísticas del grupo de 28 países que conforman la UE.

En materia de crecimiento económico, a finales de diciembre de 2015 el PIB del Reino Unido aumentó un 0.70% con respecto al trimestre anterior de ese mismo año. En 2016, 2017 y principios de 2018 hubo variaciones considerables. El menor incremento del PIB en los últimos 2 años ha sido a inicios de 2018, con solo un 0.10%. En todo caso, podemos concluir que a 2 años del triunfo del BREXIT, la economía británica ha crecido todos los trimestres de 2016, 2017 y el primer trimestre de 2018, que es el último cuyos resultados han sido publicados por Eurostat.
  
Pero, por otro lado, desde finales de 2016 la economía británica ha crecido menos que el promedio de los 28 países de la UE, lo cual es significativo si consideramos que en 2015 el PIB británico tuvo en general mayores tasas de crecimiento que las de la UE.

En cuanto a la inflación, calculada sobre la base del índice de precio al consumidor, esta ha aumentado en general considerablemente desde finales de 2015 hasta inicios de 2017, tanto en el Reino Unido como en la UE, aunque durante este periodo las presiones inflacionarias han sido mayores para los británicos. No obstante, la tasa más alta de inflación británica se ubica en un 3% con tendencias a la baja. La conclusión es que el impacto que el BREXIT ha tenido en la inflación británica hasta ahora ha sido relativamente pequeño.

En cuanto al desempleo, el Reino Unido se encuentra mejor posicionado que la UE. Ambos han disminuido sus números en este rubro significativamente desde 2015 hasta principios de 2018. Sin embargo, la tasa más alta en este periodo ha sido de 5.5% para el caso británico, mientras que para la UE ha sido de un 9.7%. Tanto la UE como el Reino Unido, en marzo de 2018 han tenido su tasa de desempleo más baja desde 2015: 7.10% y 4.10%, respectivamente. De hecho, este es el porcentaje de desempleo británico más bajo de las últimas 4 décadas.

Una eventual “fuga de talentos” del país, el endurecimiento de las políticas migratorias entre ambas partes, el recorte de contrataciones de empresas relacionadas con el sector financiero y el clima de incertidumbre en materia fiscal a futuro debería contribuir enormemente a la disminución del empleo total, y a un aumento en la tasa de paro  británica.

Pero el proceso del BREXIT no ha terminado todavía. Oficialmente, la primera ministro, Theresa May, requirió oficialmente la retirada británica el 29 de marzo de 2017, por lo que el Reino Unido quedaría fuera de la UE el 29 de marzo de 2019. Sin embargo, en 2017 ambas partes acordaron un periodo adicional de 21 meses, para una transición suave.

Es decir, el Reino Unido quedaría completamente fuera de la UE hasta después del 31 de diciembre de 2020. Durante este periodo, las partes mantendrán vigente los acuerdos comerciales y continuará el libre movimiento de personas del Reino Unido a los países de la UE y viceversa.

Sin embargo, hay un asunto fundamental que necesita definirse cuanto antes y es: cómo se establecerán las relaciones económicas entre la UE y el Reino Unido a partir de 2021. Existen dos posibles escenarios: el denominado BREXIT-DURO  (hard-Brexit) y el BREXIT-SUAVE (soft-Brexit). Dentro de la primera posibilidad, las relaciones comerciales entre la UE y el Reino Unido estarían dictadas por las reglas de la Organización Mundial del Comercio, lo cual significa que en promedio las tarifas arancelarias serían un poco mayores al 4.0%.

La segunda alternativa implicaría mantener una relación estrecha entre las dos partes, similar a la de la UE con Noruega. Sin embargo, la UE demandaría el libre movimiento de personas en territorio británico (como en el caso de Noruega). Esto es muy poco probable que ocurra porque la migración de Europa hacia el Reino Unido fue uno de los puntos principales por los cuales la población británica votó a favor del BREXIT, lo cual se vuelve todavía más relevante para los británicos frente a los problemas actuales de inmigración que enfrenta la UE. Esto plantea una tercera vía: un  BREXIT con menores tasas arancelarias que las de la OMC, pero sin la obligación del libre flujo de personas.

En conclusión, podemos decir que en el corto y mediano plazo el BREXIT no ha sido un evento catastrófico para la economía británica como pensaban muchos economistas y analistas financieros. Los principales indicadores macroeconómicos indican estabilidad en el Reino Unido. Si bien ha habido una desaceleración, la economía ha crecido en cada trimestre, sus tasas de inflación no han subido más allá del 3.0% y el desempleo ha bajado a su máximo nivel de las últimas 4 décadas. Pero, con la salvedad del desempleo, la economía británica ha estado por debajo del desempeño de la Unión Europea en cuanto a los indicadores relativos al crecimiento y la inflación. En estos aspectos, se podría especular con ciertas bases que la economía del Reino Unido se habría comportado mejor si hubiera decidido permanecer en la Unión Europea.

En cuanto al largo plazo es difícil saber con exactitud las implicaciones y repercusiones económicas del BREXIT. De cualquier forma, el panorama británico de los próximos años tampoco luce tan desalentador. En el peor de los escenarios previstos ( el ¨hard-Brexit) en las relaciones comerciales entre la Unión Europea y el Reino Unido se aplicaría tarifas arancelarias menores al 4.5%, lo cual podría desacelerar hasta cierto punto la economía británica, pero no podemos decir nada más sin entrar en el terreno de la especulación.

En todo caso, quiero destacar vehementemente que han fallado todas las predicciones fatalistas de muchos economistas y analistas financieros sobre el desastre económico británico debido al BREXIT, ya que tales predicciones no se han aproximado ni remotamente a la realidad.



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