EL FIN DEL ESTÍMULO MONETARIO EN EUROPA
Por: José Márquez Ceas
MBA,
Economista
El Banco Central Europeo (BCE) decidió
que a partir de enero de 2018 reducirá las compras de activos a 30 mil millones
de euros mensuales en vez de los 60 mil millones que ha venido comprando y que
mantendrá hasta diciembre 2017. El nuevo monto de compra de activos se espera sostener
hasta septiembre 2018. La reducción en las compras de activos es parte del proceso
de desmontaje gradual del ¨programa de estímulos monetarios¨ (PEM) implementado
en la eurozona.
Recordemos que el PEM fue
aprobado hace 3 años por el Consejo de Gobierno, principal órgano decisorio del
BCE -conformado por los miembros del Comité Ejecutivo y los gobernadores de los
bancos centrales de los Estados miembros del euro- encargado de adoptar las
orientaciones y las decisiones necesarias para cumplir las misiones del BCE.
En ese entonces el Consejo de
Gobierno del BCE decidió aprobar un programa de compra de activos dada la situación
que se presentaba en la que la mayoría de indicadores de inflación observada y
esperada en la eurozona habían derivado hacia mínimos históricos. También se
tuvo en cuenta que la evolución de los precios a medio plazo podía afectarse
negativamente por posibles efectos de segunda vuelta sobre la fijación de
precios y salarios, por lo que se requería una respuesta enérgica de política
monetaria.
En tal situación el BCE decidió
embarcarse en un programa de alivio cuantitativo mediante el cual imprimiría
dinero e inyectaría liquidez a la Eurozona. El dinero incluiría algunos planes
anteriores de estímulo y la compra de bonos soberanos. El BCE lanzó este
programa con el objetivo de impulsar la débil economía de la Eurozona y
alejarla del fantasma de la temida deflación.
Se trataba de un ¨programa
ampliado de compra de activos¨ porque el BCE añadió la compra de bonos
soberanos a sus programas de compras de activos del sector privado, para hacer
frente a los riesgos de un período demasiado prolongado de baja inflación. El
BCE amplió sus compras para incluir deuda emitida por administraciones
centrales de la eurozona, agencias e instituciones europeas.
Las compras de activos ofrecían
un estímulo monetario a la economía en un contexto en el que los tipos de
interés oficiales del BCE estaban en su límite inferior. También esas compras
de activos relajarían aún más las condiciones monetarias y financieras,
abaratando el acceso de empresas y hogares al crédito, lo que representaría un
respaldo para la inversión y el consumo, y contribuiría, en última instancia, a
que los niveles de inflación se acercaran al objetivo meta del 2.0%.
El programa original del BCE
comprendía compras de bonos de titulización de activos y adquisiciones de bonos
garantizados. Las compras mensuales combinadas de activos del sector público y
privado totalizaron 60,000 millones de euros desde marzo de 2015. Estas compras
que continuarán hasta diciembre de 2017 y a partir de enero 2018 bajarán a
30,000 millones de euros mensuales, hasta septiembre 2018. La reducción se consideró
necesaria porque el Consejo de Gobierno del BCE observó que ya existe una
trayectoria sostenida de inflación compatible con el objetivo de 2.0%, a medio
plazo y por lo tanto desapareció el peligro de la deflación.
El BCE también declaró que las
compras de activos podrían incrementarse de nuevo si el panorama económico
empeora. El BCE decidió dejar sin cambios su tasa para los depósitos bancarios
en negativo (-0.40%), a la vez que mantendrá la tasa principal de refinanciamiento
en 0.00%, y la tasa marginal en 0,25%.
El bloque de 19 países que
conforma la eurozona se encamina a su expansión más rápida en una década y el
BCE apuesta a que la inflación por fin está a punto de aumentar. El euro bajó
tras el anuncio y se negociaba con una declinación de 0.74 por ciento, a 1.1726
unidades.
El Consejo de Gobierno del BCE destacó
sus planes para la deuda de próximo vencimiento y dijo que los recursos
obtenidos del repago se reinvertirán durante un “un período mayor luego del fin
de sus compras de activos y, en todo caso, durante el tiempo que sea
necesario”. También destacó que sus operaciones de refinanciamiento –los
préstamos a bancos- se realizarán a tasa fija y con plena adjudicación durante
el tiempo que sea necesario.
El Presidente del BCE ha dicho
en varias ocasiones que aún no se ha llegado a la meta de inflación, ya que el
mes pasado fue solo de 1.5% y el BCE pronostica que no alcanzará su objetivo de
apenas por debajo de 2% como mínimo antes de fines de 2019.
Se espera que la política monetaria
seguirá siendo flexible en tanto la tenencia de deuda del BCE se expande a 2.55
billones de euros para septiembre 2017, y que habrá un impulso adicional
producto de la reinversión de los recursos obtenidos tras el vencimiento de los
bonos.
Otro factor central a resolver
es la disponibilidad de deuda en el marco de las normas actuales de la
flexibilización cuantitativa. Algunos funcionarios estiman que el BCE tiene
margen para comprar algo más de 200 mil millones de euros en bonos después de
diciembre 2017 antes de que escaseen.
Al margen del PEM el BCE continúa
sosteniendo que las medidas de política monetaria se han agotado y que se
necesitan medidas de política fiscal de los países, a fin de incentivar la
inversión y promover el crecimiento económico y el empleo en la Eurozona.
Finalmente, en lo que respecta a
los principales indicadores económicos el ejecutivo de la Unión Europea
proyecta que el crecimiento en los 19 países de la eurozona se desacelerará a
un 1.6% en 2017 desde un 1.7% en 2016, pero cobrará fuerza en 2018, cuando se
prevé que el producto interno bruto (PIB) suba un 1.8%.
Por otro lado, se estima que los
precios al consumidor en la eurozona se aceleren un 1.7% este año desde un 0.2%
el año pasado, pero que vuelvan a desacelerarse en 2018 a un 1.4%.