ADOLFO CALERO PORTOCARRERO
Nota preparada por José Márquez Ceas
Adolfo Calero Portocarrero
era esposo de María Ernestina Lacayo Oyanguren, hermana de mi esposa Carmen
Regina Lacayo Oyanguren. Por esta
vinculación familiar y por el hecho de que el 26 de julio 2017 se cumplieron 6
años de la publicación del libro "Crónicas
de un Contra", que narra la participación de Calero en la lucha
política durante los años 80 en Nicaragua, y por haberse cumplido en junio 2017 el
5º. aniversario de su muerte, me permito publicar estos breves comentarios.
Calero Portocarrero
nació el 22 de diciembre de 1931 y murió el 2 de junio de 2012. Fue un exitoso empresario
nicaragüense. En 1983 se incorporó a la Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN),
el mayor grupo contra opuesto a los
sandinistas, y en octubre de ese año se convirtió en su presidente y líder,
hasta los acuerdos de Sapoa.
Calero Portocarrero nació
en Managua. Era hijo del escritor Adolfo Calero Orozco (1899-1980) y de María
Portocarrero (1911-1944), Era el mayor de cuatro hijos. Estudió en los EE.UU.,
graduándose de la Universidad de Notre Dame en 1953 y en la Universidad de
Syracuse.
En su vida política
Calero se opuso tanto a Somoza como a los sandinistas. Se convirtió en miembro
del triunvirato de la Oposición Unida de Nicaragua (UNO) con Alfonso Robelo y
Arturo Cruz.
Adolfo Calero Portocarrero
y María Ernestina Lacayo Oyanguren tuvieron dos hijos, Myriam (1958) y Adolfo
(1960-1994) y tres nietos, hijos de Myriam. Tenía tres hermanos: Myriam (1933),
Mario (1935-1993) y Martha (1943).
Calero Portocarrero
ya pertenece a la Historia de Nicaragua, la sufrida Patria por la que él luchó.
Pero dejemos que sea el propio Calero Portocarrero el que exprese sus ideas con
sus propias palabras, tal como quedaron plasmadas en la contraportada de su libro,
que a continuación transcribo:
¨El terremoto en
Managua de marzo de 1931 fue temible, la destrucción no había sido para menos.
Los idus de marzo continuaron
atormentándonos, todos los meses y por muchos años. En enero 1933 se marcharon
los Marinos, en febrero 1934, el general Somoza García ordenó asesinar a
Augusto C. Sandino, así quedó libre para en 1936 dar golpe de estado a su tío,
Presidente Juan B. Sacasa. En 1937 se erigió en dictador/presidente.
En 1939 viajó a
Washington, le tendieron la alfombra roja, y regresó con mayores ínfulas. En 1947, después de un mes de instalado su
propio candidato, Leonardo Arguello, lo defenestró y se autoproclamó presidente de facto. Forzado por Truman, dejó la Presidencia, no
así el poder, la retomó en 1950 y permaneció como presidente/dictador hasta
septiembre de 1956, cuando buscando la reelección murió asesinado.
En 1945 viajé a
Estados Unidos, y fue ahí donde primero supe lo que era vivir en libertad y
democracia, conocí la supremacía civil sobre lo militar, Truman vs McArthur,
fue ejemplar. En 1953 regresé ya con título universitario, en el ínterin visité
varias veces Nicaragua y profundicé en la política, ya con ideas firmes del
derecho ciudadano, desde entonces me enrolé en la lucha democrática y ahí sigo.
Al morir el viejo,
cual monarquía, le sucedieron sus hijos, Luis y Anastasio. Después, de múltiples intentos, en julio
1979, este último fue derrocado. Los sandinistas secuestraron la revolución,
usurparon el poder y nos obligaron a tomar las armas, forzamos una elección, el
pueblo votó por la paz y ganó doña Violeta Chamorro. En 2006, la miopía, y codicia de políticos
timoratos y curuleros, con desmedido amor al dinero, entregaron las riendas al
dictador Ortega. Este va en noviembre,
con doble atropello a nuestra Constitución, por un tercer período, y una
reelección sucesiva.
Habrá nuevamente que
sacar a Ortega, está cometiendo los mismos delitos, políticos y pecuniarios que
llevaron al pueblo y al propio Ortega, a sacar al último Somoza. Dios quiera
que no haya que tomar las armas, que la solución se dé en las urnas. Hay que educar al pueblo en los valores y
principios de la cultura cristiana que conlleva amor al prójimo, honestidad, y
saber escoger a sus conductores. Nicaragua camina a la zaga de América, si no
enderezamos el rumbo, pronto estaremos a
la cola del mundo ¨.